naranjos que florecen
en todos los campos,
delicado perfume
de niña inocente
que no sabe de dueño,
princesa de cuentos
que vestida de nácar
y entre velos de sueños,
se convierte en mujer
y con la vida crece.
Azahares blancos,
dulce fruto en simiente,
un ramo en sus manos,
una corona en su frente.
María Elena Astorquiza V.
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