navegaste entre miserias,
y solo hallaste dolor.
Lloraste a escondidas
hasta que tus ojos se secaron.
Suplicaste en la oscuridad de la noche,
pero tus palabras se las llevo,
una estrella que se hundió
en la profundidad del océano.
Cansada de abrazar sueños,
de soñar utopías,
de vivir en una ola,
de días sin sol,
de noches sin calor.
Te decides,
abandonas el barco,
sabes que ya nunca
anclara en tu playa.
Te dolió,
se llevo un trozo de tu corazón,
lo mejor de tu vida...
Maria Glez Méndez
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