de diez letras
pronunciadas
por tu boca,
una lluvia ligera
de estrellas
que a mi almohada
cayeron una a una
desde el cielo,
enredándose
en mi pelo.
Fue mi nombre
entre tus labios
un canto escrito
en suaves notas
que en tu gruesa
voz de hombre,
revivió a mis poemas
de estrofas rotas
y acercó mi alma
al amor y al infinito.
María Elena Astorquiza V.
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