mi espíritu al molino
allí estaba el pasado sentado
en el peñasco solitario,
vaticinaba lo desconocido..
En sus tropiezos encontró
las margaritas deshojadas,
que dormían yertas de conteo
en el empedrado acuoso de tus huellas,
Las ráfagas de historias vividas
sucumbían ante el remolino de la vida,
sentí la oscuridad de los pétalos blancos
que gritaban la libertad sufrida con la caída.
Cuantos giros dio mi ánimo en la fronda
que una vez cuide.
El árbol de la memoria
también pereció ante las verdades..
La lluvia acompañó mi senda, ella siempre fue fiel
a los pasos azules, a mi saya cansada,
a mis días soñados,
al olor de tu piel quemada, a tu adiós,
a tu último llamado lejano…
Mariela Lugo
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