tan solo bajo la tenue luz de tus pupilas,
que no necesitas del sol ni de la luna
para recorrerme cada noche a oscuras.
Dile a tus manos que te cuenten de mí,
de mis valles, de mis montes y laderas,
que te digan que mi piel es seda pura
cuando te atan con pasión a mis caderas.
No esperes que todo en mí sea perfecto
porque he vivido ya tantas primaveras
sin embargo por el milagro de tus besos,
cada día por ti mi ser entero se renueva.
María Elena Astorquiza V.
Publicar un comentario