al menos no una de esas cajuelas
de mil barrotes que te encierran
entre esquinas perfectas y claras
donde el jilguero canta y no vuela.
El amor verdadero sí aprisiona
a aquel que se ama y se desea
en una jaula tan ligera y tan etérea,
tan húmeda y transparente como el agua
y sin embargo tan firme y tan eterna.
Esa suave jaula de barrotes erguidos
que se esconde en medio de mi cuerpo
es una cárcel que sin barras de acero
te encierra libremente y sin amarras.
Esa jaula es para ti mi amor querido,
simplemente el tesoro de mi alma.
María Elena Astorquiza V.
de mil barrotes que te encierran
entre esquinas perfectas y claras
donde el jilguero canta y no vuela.
El amor verdadero sí aprisiona
a aquel que se ama y se desea
en una jaula tan ligera y tan etérea,
tan húmeda y transparente como el agua
y sin embargo tan firme y tan eterna.
Esa suave jaula de barrotes erguidos
que se esconde en medio de mi cuerpo
es una cárcel que sin barras de acero
te encierra libremente y sin amarras.
Esa jaula es para ti mi amor querido,
simplemente el tesoro de mi alma.
María Elena Astorquiza V.
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