en la colina verde
el tren jugaba al traqueteo
con su sonido especial
Allí te vi sudoroso,
aferrado a los durmientes trasnochados,
rígidos, cansados de soportar
el peso de los vagones andantes.
Pude oler la juventud
que se dibujó en la madrugada fría
que embriagó tu paso liviano.
Las lámparas apagaron
su brillo, porque la noche
se había marchado a buscar los sueños.
Junto a mí, la lluvia se mecía
entre sábanas heladas.
Oí su risa, percibí tu prisa húmeda,
para detener un tren
que partía a la hora precisa
dejó al pasajero que gritó
con fuerza un nombre
que se llevó la corriente del adiós…
Mariela Lugo
Yaracuy Venezuela
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