mi pedacito de cielo
que no hay noche por oscura
en que no busque a la luna
ni a las estrellas una por una
esperando ver tus ojos en ellas.
Son solo ellos mis dos luceros
que cada día de madrugada
me contemplan aún dormida
y sin embargo sé que su mirada
es tan encendida y apasionada
como si fuera su única estrella.
María Elena Astorquiza V.
Publicar un comentario