perdí tu boca,
tu aliento, tus besos,
y tu mirada tierna
sin que me diera cuenta.
Pasaron lentas las horas
sin que vinieras de vuelta
y me quedé tan triste
de no mirarte a los ojos,
de saberte tan lejos,
de no escuchar tu voz
mientras hablabas a otras,
que me sentí muy sola,
me tendí en mi lecho,
hundí la cabeza
y aunque sé que te llevo
por siempre tan cerca,
guardado en mi pecho,
lloré en silencio,
María Elena Astorquiza V.
Publicar un comentario