Intenté tomar el café con leche casi frío, el estómago sigue cerrado aunque poco a poco se va abriendo para dejar espacio a la vida, porque no poder ingerir alimentos es una forma de muerte lenta, de no querer vivir, y por aquí la vida siempre se celebró salvo en algún momento lejano en el pasado donde la maldad hizo lo suyo pero con fuerza, fe y constancia salí invicta como saldré ahora bien plantada.
Sigo anonadada ante la locura de la gente, las mentiras, los dimes y diretes y las atroces contradicciones.
Me mutila el corazón los falsos amigos que pregonan querer cuidarte y te destrozan en cuanto te descuidaste.
El mundo de los adultos se está complicando, el amor que yo conozco y tuve el honor de vivir ya casi no existe, el compromiso con el alma del otro ya no importa, si quiebran a alguien en mil pedazos se van y ni se asoman, el perdón no existe y siguen su vida mansos acostados en su almohada como si nada pasase. Y duermen en paz, mientras muy cerca la vida sangra.
Las amenazas están de moda, los bloqueos y los silencios, la descalificación y el doble discurso y mientras la gente vive esta estúpida vida, yo me convenzo cada día de quién soy, de lo que valgo, de lo que brillo, del cielo que me espera llegado mi tiempo y el paraíso que tengo con familia y amigos. De mi fe inquebrantable, de la nobleza que herede y que transmito a los míos, y lo digo, y lo grito y tengo el orgullo de decirlo en voz alta para que todos escuchen y sepan.
Mi café está ya frío, corro la taza, ya no lo quiero, pienso y me angustio, acto seguido corro el dolor con la mano como si fuese una mosca y sigo… no hay lugar para lo oscuro.
Tengo la tranquilidad de saberme buena, tal vez cuesta dormir por la pena pero se que el tiempo, mi calma, mi alma y mi nombre quedaran intactos por siempre por ser linda madera.
Unamonos los buenos, los que queremos linda vida, los que vamos con la verdad, los que soñamos lindo y creemos, cuidémonos, abrazemonos, que tal vez juntos y haciendo fuerza el vestigio de esta sociedad lastimada pueda resurgir de nuestras almas.
Mechi Mastandrea
@elblogdemechi
noviembre 2022
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Publicado con permiso de su autora
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