Por eso hoy les cuento que una mariposa bien anaranjada se cruzó mientras esperaba en un semáforo, dio vueltas y vueltas por mi parabrisas hasta que se posó en el espejito justo a mi lado. Me quedé quieta, bien quieta, congelada, temiendo que algún movimiento la hiciera volar.
Solo segundos de mirarla de reojo posada, tanta belleza entre tanta bestialidad. Un mundo corrupto que mira para abajo para esquivar verdades, almas y corazones y sin embargo la naturaleza manifestándose queriendo algo declarar, “mírame, despierta, reacciona, la vida es linda, es tiempo de andar”
Levantó vuelo y se fue entre las copas de los árboles zigzagueando en su sútil aleteo , la seguí con mi mirada hasta que pude y se perdió en su vuelo, mi momento mágico terminó cuando el señor detenido detrás mío tocó fuerte la bocina para que comience a avanzar.
Señales pensé… la contraposición de la vida, la belleza y el apuro, el amor y el desamor, lo que se habla y lo que se oculta, lo que se perdona y lo que se condena, lo que se critica y lo que se celebra, lo que se acompaña y lo que se abandona, una simple mariposa me enseñó en solo unos segundos que no valen las lágrimas para que el que no vibra alto con su espíritu, su fe y su canto. Para quién es incapaz de percibir los sentimientos del otro, de hacerse cargo, de abrazar, contener, pedir perdón y perdonar.
Simple mariposa que me hizo despertar.
Mechi Mastandrea
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Búscame y que el buen amor se expanda
Publicado con permiso de su autora
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