Nuestro país se encuentra inmerso en un severa crisis económica, de violencia, de inseguridad, de violaciones graves a los derechos humanos, y lo que menos necesita son confrontaciones estériles y discursos de odio e intolerancia que generen fracturas en el tejido social, por lo que las manifestaciones a favor del llamado matrimonio igualitario o de la denominada familia natural deben transcurrir sin expresiones de violencia ni discriminación.
El derecho a la libre manifestación y expresión están garantizados para todas las ciudadanas y ciudadanos mexicanos, por lo que las solicitudes para que se cancele o postergue una u otra, son simplemente una muestra de la ignorancia de nuestro marco jurídico.
Si bien los ministros de culto y la jerarquía de todas las asociaciones religiosas gozan de la libertad para expresar su opinión y participar en manifestaciones públicas, la ley les impone la limitante de no participar en política, por lo que convocar, organizar y encabezar marchas en contra de una decisión del titular del Ejecutivo federal, desconocer la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y coaccionar a integrantes del Poder Legislativo para influenciar sus decisiones, es participar en política y debe ser sancionado.
Se debe continuar el debate sobre el derecho al matrimonio, ya que es parte indispensable de una democracia, pues se trata de un derecho reconocido por la Constitución y eso no está ni estará a debate, ni a consulta ni a votación y las autoridades municipales, estatales y federales, están obligadas a respetar, proteger y garantizar su goce y ejercicio sin discriminación de ningún tipo.
En el peor de los casos, donde una mayoría en el Congreso actuara con base a un cálculo político y pretendiera modificar la Constitución y la integración de la Suprema Corte de Justicia de la Nación con el propósito de restringir derechos, se toparía con las obligaciones que tiene con el marco con el derecho internacional de protección de los derechos humanos.
Hago un llamado a quienes se movilizarán a favor del matrimonio igualitario y a quienes se manifestarán en pro de un modelo único de familia, a actuar dentro del marco del respeto a la ley, a la paz y a la tranquilidad, en una democracia, la convivencia entre la diversidad se logra con el respeto a la igualdad de derechos.
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