deslizándose una a una por mi espalda y
resonando día a día en el vacío de mi alma
me alimentaba la esperanza de un quizá, de un tal vez
mientras se nutrían las raíces empeñadas en sustentarme.
Me aferré a la roca de la vida para que ningún viento me derribe.
Estoy viva.
Cierro los ojos y siento mis sueños latir
y también la fuerza que tantas veces amenazó con abandonarme.
El deseo que un día creí perdido, las ansias, los anhelos no se han ido de mi.
He regresado.
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
Texto publicado con autorización de su autoraresonando día a día en el vacío de mi alma
me alimentaba la esperanza de un quizá, de un tal vez
mientras se nutrían las raíces empeñadas en sustentarme.
Me aferré a la roca de la vida para que ningún viento me derribe.
Estoy viva.
Cierro los ojos y siento mis sueños latir
y también la fuerza que tantas veces amenazó con abandonarme.
El deseo que un día creí perdido, las ansias, los anhelos no se han ido de mi.
He regresado.
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
Prohibida su reproducción parcial o total sin la autorización de Olga Maria Sain
Publicar un comentario