Es cierto que decir que sí y hacer lo que los otros desean puede suponerte beneficios a corto plazo. Las personas que no establecen sus límites suelen parecer bastante complacientes de cara a los demás, y su trato es agradable. Sin embargo, el coste para ellos es muy alto, ya que a largo plazo sufren las consecuencias de no saber decir que no, que son:
Sentimiento de inferioridad y baja autoestima.
Problemas interpersonales por no dejar claro lo que realmente quieren. Esto confunde a las personas de su entorno, que desconocen sus auténticos sentimientos y deseos, y no saben bien qué es lo que deben hacer.
Malestar emocional: es frecuente que experimenten elevados niveles de ansiedad, tristeza e irritabilidad.
Sentimiento de soledad emocional: sienten que nadie les entiende.
Explosiones de ira: pueden “estallar” por algo que realmente no es un problema debido a la acumulación previa del malestar que no han llegado a expresar.
Sentimiento de insatisfacción, puesto que piensan que nunca se hace lo que ellos quieren.
Autoreproches y sentimiento de culpa por no ser capaces de expresar sus deseos.
Los demás abusan de ellos: la gente recurre a ellos en exceso porque “les acostumbran” a saber que siempre estarán ahí.
Aportación:
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