Por Marcela Jiménez Avendaño
Ahora resulta que Luis Videgaray, NUESTRO Canciller, NUESTRO Secretario de Relaciones Exteriores, el personaje en cuyos hombros recae la defensa diplomática de México contra los embates de Donald Trump, ¡se ha convertido en su speechwriter!.
¿Para quién trabaja, pues?. No en vano ya se le ha bautizado como el Canciller de Troya, el Canciller de la Verguenza.
Inmediatamente después de cumplir sus horas laborales en la Casa Blanca, y como si solo entendiera como mascota, lo tunden con otro periodicazo salido desde ahí mismo (ya se lo habían hecho hace una semana).
Según la información del portal de noticias CBS, en la que ventilan su participación en la edición del discurso de Trump por resultarle contraproducente para la imagen de su otro jefecito, Videgaray ayudó a matizar las palabras del Presidente de Estados Unidos con las que anunció la orden ejecutiva para construir su muro en la frontera con México.
¿Cómo es posible? Con su participación aceptó tácitamente la construcción de un muro que nos representa una afrenta, una amenaza, una acción hostil. Rechazar la construcción del muro, no solo en el aspecto financiero, se vuelve un asunto prioritario en la negociación con Estados Unidos.
Más que su falta de conocimiento sobre la diplomacia, su agachonería es la que nos está y seguirá costando en la relación con nuestro vecino del norte.
Señores Peña Nieto y Videgaray, mínimamente esperamos que al fin se hayan dado cuenta de que no son sus “cuates”. Entiendo que en su formación localista cuando se habla de “yo lo arreglo, es mi cuate”, la relación más o menos simétrica de intereses permite bajo los mantos de la corrupción resolver cualquier problemita. Pero en este caso, nuestra relación ni es simétrica, ni son sus “cuates”. Por tanto, estimados Señores, el cargo de Canciller requiere a un personaje preparado en la diplomacia y en la relación bilateral, más que en la supuesta “amistad” con el yerno del nuevo Presidente estadounidense.
Por todo lo anterior es que coincido con los postulados de la marcha “Vibra México” convocada para este domingo al medio día en el Auditorio Nacional. No así con la que convoca la descerebrada Isabel Miranda de Wallace, para quien la marcha debe ser exclusivamente contra Trump, quien después de escucharla, con toda seguridad, se encuentra apanicado tras su escritorio en la Casa Oval esperando las manifestaciones de repudio de varios mexicanos marchando en México contra sus políticas anunciadas y ya implementadas.
Lo cierto es que, es obvio, si estamos en contra del posicionamiento de Trump pero más aún en contra de la debilidad argumentativa y negociadora del gobierno mexicano, contra su condescendencia, su actuación sumisa, vergonzante y proyanqui, en contra de la vulnerabilidad en la que colocan al Estado mexicano.
Veamos tras este domingo el avance de esta convocatoria, pero en tanto, nos leemos la próxima semana…..
Publicar un comentario