El apego es una necesidad básica en los seres humanos, necesitamos sentirnos seguros, sólo así podemos salir a explorar el mundo y conocerlo, esta "seguridad" incluye tanto el nivel físico y el social, como el emocional. La necesidad afectiva es quizá la necesidad psicológica más importante en la vida y la forma en que es llenada durante la primera infancia marcará al sujeto a lo largo del tiempo.
La teoría del apego plantea que la separación producida entre un niño pequeño y una figura que le brinda cuidado es de por sí "perturbadora" y crea las condiciones necesarias para que el pequeño experimente con facilidad un miedo muy intenso. (J.Bolwby y M. Aisworth)
Lo fundamental acá es entender que el estado de seguridad o por el contrario, la ansiedad que pueda experimentar un niño (o un adulto) se explica por la accesibilidad que se tenga a la fuente de afecto. Esto no significa que la persona que cuida al bebé tenga siempre que estar presente, en realidad se refiere a que ésta persona sea accesible y que responda de manera adecuada, brindando cuidados, cariño, protección y alivio ante las necesidades que se presenten.
Podemos hablar de algunas cosas básicas que van a experimentar los bebés cuando su cuidador es accesible y fomenta el apego de manera saludable:
- En primer lugar hablamos de la supervivencia del bebé.
- Experimentará seguridad, lo que contribuye a su bienestar emocional.
- Habrá mucho menos miedo intenso si se puede confiar en que la persona que cuida y brinda afecto y seguridad, está cuando se le necesita.
- Se fomenta la estimulación sensorial para que el desarrollo del niño sea el mejor.
- Y también habrá un mejor desarrollo social debido a la interacción con su cuidador.
Los bebés muy pequeños, entre 0 y 3 meses, ya prestan atención a los estímulos que reciben por parte de las personas que tengan cerca, contrario a lo que se pensaba antes que permanecían dormidos y sólo se despertaban para comer, se orientan hacia quienes están frecuentemente cuidándolos.
Mientras va creciendo, entre los 3 y los 7 meses, aunque no rechaza todavía a los desconocidos, tiene una mejor interacción con las figuras que le son familiares, ya reconoce a la figura de apego principal y esto también fomenta en los padres o cuidadores, que su comportamiento sea diferente, muchas veces la actitud del bebé provoca un aumento en sus cuidados, lo que siempre es bueno.
Pero más adelante, cuando ya tiene entre 8 y 12 meses, los pequeños ven a las figuras de apego como una base de seguridad, saben que pueden explorar su ambiente, pero su seguridad emocional dependerá, sobre todo, del vínculo que han formado durante ese año con sus padres, quienes son la fuente de confianza que le permite interactuar con otras personas.
Del vínculo de apego que fomentemos con los pequeños, depende la seguridad emocional, la clase de relaciones que más adelante tenga el pequeño con otros niños y su propia autoestima, así que no se pierdan los próximos artículos en donde estaré tratando sobre tipos de apego, las necesidades emocionales y sociales y de algunas conductas que fomentan la proximidad.
Ileana Páez-Hanser
Psicología Perinatal
Licda. Psicóloga Clínica
Especialización en Psicología Perinatal
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