Una imagen que no quitaré de mi retina es la de mis padres andando de la mano como dos enamorados. Debo reconocer que cierta envidia sana he tenido al verlos tan felices a pesar de los 34 años de casados que llevan juntos.
Personalmente no te he tenido la misma suerte en mis relaciones (es decir, no he tenido relaciones duraderas) y si ha ocurrido, es que debe haber un denominador común, en ese sentido el denominador común soy yo.
Más que buscar excusas y justificaciones, es importante analizar qué estamos haciendo igual que puede ser un factor determinante para que una relación no prospere. Considero que la persona, en la medida que madura como tal, tiene más opciones de tener relaciones maduras (en todos los aspectos).
Lo más importante entonces es buscar la madurez personal, el equilibrio en los aspectos personales necesarios para que podamos ser capaces de aportar, de llenar la vida de la persona que decide estar a nuestro lado o nuestro prójimo.
Podríamos mencionar varios aspectos, pero hay algunos que son básicos :
1. Emocionales: Ser capaz de asumir que nuestros estados emocionales dependen de nosotros y no de los demás. Una lucha titánica por transformar las impresiones externas en estímulos positivos para fortalecernos emocionalmente. Es decir, eliminar de nuestro vocabulario "por tu culpa estoy mal".
2. Afectivos: Ser capaz de poder administrar la soledad y no crear dependencias. Las dependencias lamentablemente son originadas por la falta de seguridad en uno mismo, la poca capacidad de asumir responsabilidades (es más fácil culpar al otro de una mala decisión).
3. Espirituales: Encontrar la fuerza interna motivacional que nos lleve a encontrar un sentido a nuestra vida, una razón de ser. Esto quiere decir que si se practica (o no) una religión determinada, tengamos esa fuerza interna para luchar sin descanso para superar los propios problemas, sin caer en la desesperación, sabiendo que cada cosa que nos ocurre, es parte de un todo.
Curiosamente son aspectos que requieren una voluntad personal de autoayuda, autoconocimiento, autoexperimentación. Aquel que se experimenta, se conoce, enfrenta situaciones nuevas y las supera, va adquiriendo la madurez necesaria para sentirse realizado. Quien teme hacerlo, se verá limitado por sus propios lastres que aún no han sido resueltos, y que le pueden acompañar y enquistarse en la persona conforme pasen los años.
Fuente:
Publicar un comentario