El reciclaje creativo puede adoptar las más variadas formas cuando se trata de darle una segunda vida a la ropa. En estos casos, la mala noticia es que dominar aguja e hilo facilita mucho las cosas y permite hacer auténticas maravillas, si bien (y ésta es la buena), con ingenio e ilusión también se pueden hacer proyectos muy interesantes y resultones.
A la hora de plantearnos qué hacer, en primer lugar veamos qué tenemos, si sólo buscamos ideas para luego llevarlas a la práctica o si, por el contrario, el planteamiento es justo el inverso, es decir, plantearnos cómo reciclar prendas concretas.
En efecto, a todas las prendas les llega su momento, bien porque están ya muy desgastadas, manchadas o rotas, por haber pasado de moda o simplemente porque nos hemos cansado de llevarlas. Hacer con ellas algo interesante les devolverá el lustre perdido, ya sea convirtiéndolas en otra prenda o recurriendo a los típicos remiendos, a los que daremos un toque divertido o estilos con pequeños retales, al más puro estilo patchwork.
Un reto creativo
El límite es el cielo, es decir, estará donde nosotros queramos o, mejor, allí donde alcancemos a llegar con la imaginación y, por supuesto, lamentablemente también con nuestras posibilidades. Pero no nos subestimemos, porque sólo poniéndonos manos a la obra y con confianza en nosotros mismos podremos averiguar hasta dónde somos capaces de llegar. Además, si ponemos ganas, ir progresando con cada nuevo proyecto será cosa hecha.
Las camisetas, un filón
Las viejas camisetas están pidiendo salir del armario, revivir convertidas en cualquier otra cosa. Aunque parezca cosa de magia, estar viejas o estropeadas serán una materia prima excelente para convertirse en bolsas en un abrir y cerrar de ojos (ver el vídeo), en un estiloso fular o, convertidas en hilos, nos servirán para tejer una colcha o para hacer cualquier otra manualidad, como crear divertidas pulseras.
Sin necesidad de coger aguja e hilo, nos serán útiles como fundas para los sillones del coche, para la silla de estudio o, entre otros muchos usos, como trapos de limpieza, sobre todo si son de algodón. Si tenemos un pila de camisetas y nos atrevemos con el patchwork, podemos hacer una colcha de lo más original, aprovechando la parte del estampado. será una colcha llena de vida y de recuerdos…
Mil ideas con patchwork
El patchwork es todo un mundo de posibilidades, que abarca mucho más que las típicas colchas. Lógicamente, si no tenemos experiencia, lo mejor es empezar con pequeños proyectos de solo unas cuantas piezas. No por ser más sencillo será menos bonito. Lo importante es lograr aquello que pretendíamos o, aún mejor, ver superadas nuestras expectativas: hacer algo decorativo, práctico o ambas cosas a la vez.
Por otra parte, como ya mencionamos, el patchwork aplicado en pequeñas zonas es una técnica genial para tapar manchas, rotos o quemaduras, pongamos por caso, cerlo de forma sutil. Una adecuada elección del retal, -en cuanto a composición y estampado-, conseguirá los mejores resultados, por ejemplo sobre tela vaquera.
Además de pintar, también es posible aplicar una buena combinación de retales de tela coloridos con la sóla intención de renovar el diseño, sin necesidad que esté estropeado. Conseguiremos interesantes resultados con estos parches tipo patchwork, una palabra que significa “trabajar los retazos”.
Si no tenemos experiencia, vayamos a lo fácil apliquemos los retazos sólo parcialmente, siempre intentando que los retales combinen con armonía, así también conseguiremos que el efecto no resulte cargante. Hacerlo de forma creativa y con buen gusto, sin grandes pretensiones, ciñendonos a pequeños proyectos, será la clave del éxito.
Retales y viejos vaqueros
Los retales (podemos convertir la ropa vieja en retales) son ideales para hacer proyectos sencillos y vistosos, como cortinas, bolsas del pan, manteles, almohadones, colchas, forrar sillas o incluso sillones, carpetas, cajas, libros, lapiceros y hasta los mismos lápices…
El truco de almohadillarlo es sencillísimo de aplicar: simplemente hemos de colocar espuma o una fina capa de corho para lograr el efecto, forrando luego normalmente, sin más complicaciones. Quedará genial en libretas, diarios, libros e incluso en taburetes, en cuyo caso en lugar de espuma un almohadón nos permitiría conseguir un efecto mullido muy confortable a la hora de sentarnos.
Y, ya puestos a ello, la misma técnica del almohadillado puede ser un primer paso para hacer un muñeco o juguete con formas sencillas. Será coser y cantar hacer primero un patrón sencillo y luego coser ambos lados introduciendo dentro un elemento blandito, como bolas de corcho, espuma, algodón, más tela, bolitas de papel, bolsas de plástico… con la forma de un autobús, un gusanito, una muñeca…
No podíamos acabar este post sin mencionar las tremendas posibilidades que tiene el tejido vaquero. Sí, es cierto, son una prenda muy durable, pero también suelen romperse, desgastarse, quedarnos pequeños, grandes o, sin razón concreta, simplemente dejamos de utilizarlos un buen día y quedan olvidados para siempre jamás… ¡Es entonces cuando llega el momento de romper el maleficio! El reciclaje creativo tiene grandes planes para tus pantalones, tu chaqueta, tu falda o tu mono vaquero.
Eso sí, dando rienda suelta a la imaginación fácilmente podrán acabar destrozados, pero cada una de las partes tendrá un posible uso: además del socorrido corte en las perneras para hacerlos más veraniegos, con la tela sobrante será fácil hacer un par de bolsas, almohadones, ropa para muñeca o, por qué no, un vestidito para nuestra mascota y, por ejemplo, con los bolsillos es típico hacer bolsitos, monederos, organizadores murales…
Ana Isan
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