Si habitas una ciudad pequeña, esto no presenta un gran inconveniente, ya que las siestas al mediodía y las actividades más pausadas siguen siendo una costumbre saludable.
Pero si tus días transcurren en una gran ciudad, es bastante probable que esta propuesta te parezca lejana, irrisoria e incluso, inasequible.
A continuación, algunas ideas para que tu nivel de estrés se vaya desintegrando en la misma medida en que tu bienestar va aumentando y potenciándose hasta desplegarse en todas las áreas de tu vida:
- Descansa, como mínimo, 24 horas semanales seguidas. Muchos de nosotros tenemos trabajos que requieren nuestra atención o nuestra presencia incluso los fines de semana. Poner un corte firme de un día entero permite que tu mente sepa que ese día no tendrá obligaciones laborales y así se preparará para un reposo más profundo y renovador.
- Delega. Lo que tú no puedas o no quieras hacer, puedes lograr que lo realicen otras personas (o usar los medios a tu alcance para facilitarte las cosas). Hay gente que, luego de trabajar todo el día, no quiere encargarse de absolutamente todas las tareas necesarias en el hogar para que funcione correctamente. No es preciso que te ocupes de todo en persona: las compras en el súper por Internet, el pedir que pasen por tu casa a llevarse la ropa para el lavadero y el organizar un pool de autos para recoger a los niños de la escuela son algunas de las opciones que te darán el aire que tan bien te sentará para tener energía hasta el fin de semana, en el que, con más tiempo libre, podrás descansar en mayor medida.
- Desenchúfate de la PC durante el fin de semana. Aunque no tengas salidas programadas, llenar todas tus horas libres navegando por Internet no te brindará la tranquilidad interior que estás buscando ni te pondrá en contacto con otros seres en vivo y en directo, ¡algo esencial para mejorar la calidad de vida! Entra en contacto con la naturaleza, habla por teléfono, organiza actividades con amigos o con familiares, y si nadie puede acompañarte, ¡hay muchísimos lugares a los que puedes ir solo, como cine, teatro, exposiciones, lugares para comer,…! Te hará bien apagar la pantalla y salir de tu casa.
- Destina tiempo a disfrutar de lo que te gusta: OK, te decides a realizar algo que te agrada y te distiende, ¡pero a las apuradas! Dedica el máximo tiempo posible a eso que tanto bien te hace, para que lo lleves a cabo con tranquilidad y te brinde la felicidad, la distensión y la armonía interna que deseas encontrar.
- Haz una lista de tus prioridades: el estrés lleva a la gente a ponerse tan nerviosa con temas realmente importantes como con aquellos que son secundarios – en muchos casos o cuando uno se siente agotado, no discierne bien y todo resulta preocupante – lo que aumenta el nivel de ansiedad y de fastidio. No es lo mismo quedarse sin comida para el perro que tener que cumplir con una fecha límite en el trabajo, y por eso la reacción y el grado de nerviosismo no deberían ser similares.
¿Qué puedes modificar o adoptar para vivir más relajad@?
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