Si estos comportamientos te parecen conocidos, si te identificas con ellos, te sientes confundida, desorientada o fuera de lugar frente al otro, es aconsejable que busques ayuda cuanto antes, no importa lo terrible que parezca esta decisión, y encuentra inmediatamente apoyo profesional o de grupos de autoayuda. Relaciones como éstas es sumamente difícil que mejoren. Por lo regular, todo esto lo mantienes en secreto, no dices lo que está pasando a tus amigos o familiares por vergüenza o para evitar conflictos.
La pareja agresora, por supuesto, no ejerce la violencia todo el tiempo; tiene cambios bruscos y entonces se arrepiente, pide perdón y te da un trato afectuoso. Es un “encanto” en esa etapa, te hace pensar que todo puede cambiar. Pero no es verdad: así se arrepienta y pida perdón de rodillas, irremediablemente volverá a hacerlo. Llegas a confundir las agresiones con el amor y quieres creer realmente que tu pareja es sincera cuando te dice que te ama; sin embargo, el ciclo vuelve a comenzar.
Pendular entre amabilidad y maltrato mantiene viva en ti la esperanza de que todo cambiará algún día. Muchas mujeres se proponen desde las primeras señales hacer que el otro cambie; creen que pueden reeducarlo y consideran que es su responsabilidad lograr que permanezca sin alterarse. Espero que no sea tu caso.
La vida de una relación destructiva es como un lamentable juego macabro, el desarrollo de una danza perversa, un intercambio de dominio y dependencia que tristemente se incrementa con el tiempo. En todo caso si alguna de estas señales aparece en tu relación de pareja, busca ayuda inmediatamente.
Fuente:
Superación Personal
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