contiene una música grandiosa. Dormida, pero está allí,
esperando el momento apropiado para ser interpretada,
expresada, cantada, danzada.
Y es a través del amor que el momento llega.
Un hombre sin amor nunca conocerá qué música
ha estado llevando dentro de su corazón.
Sólo a través del amor la música comienza a tomar vida,
se despierta y deja de ser un potencial
para convertirse en realidad.
El amor provoca el proceso, el amor es un agente catalizador.
Y si el amor no provoca el proceso de tu música interna,
entonces debe ser algo disfrazado de amor; no es amor.
Quizás sea deseo, quizás sea sexualidad.
No hay nada malo en la sexualidad o en la sensualidad.
No hay nada malo en el deseo.
No los condeno; están bien tal como son, pero no son amor.
Pueden hacerse pasar por amor,
pueden engañarte al hacerte pensar que son amor.
El criterio para saberlo es:
si tu música interna comienza a fluir, entonces es amor.
De pronto te sientes en una profunda armonía
y dejas de discordar.
Te vuelves armónico, dejas de ser un caos,
te vuelves un cosmos.
¡Y la vida comienza a tener una nueva cualidad,
la cualidad del júbilo, la cualidad del aleluya!
Este es el único criterio:
sigue buscando, sigue profundizando más y más en el amor
y un día tropezarás con tu música interna.
Y después de esto la vida nunca será la misma.
De hecho, después de esto comienza la vida.
Osho
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