Jose Luis Duarte Jose Luis Duarte Author
Title: Peleas entre hermanos
Author: Jose Luis Duarte
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LAS PELEAS ENTRE HERMANOS SON UNA CONSTANTE EN TODAS LAS FAMILIAS, PERO EN LA MAYORÍA DE LOS CASOS NO SON MOTIVO DE PREOCUPACIÓN. RIVALIDADE...
LAS PELEAS ENTRE HERMANOS SON UNA CONSTANTE EN TODAS LAS FAMILIAS, PERO EN LA MAYORÍA DE LOS CASOS NO SON MOTIVO DE PREOCUPACIÓN. RIVALIDADES, CELOS, PROBLEMAS PARA COMPARTIR O SIMPLEMENTE QUERER LLAMAR LA ATENCIÓN SON EL ORIGEN DE ESTOS ENFRENTAMIENTO.

MAR SÁNCHEZ MARCHORI, directora del Instituto Valenciano de Pedagogía Creativa

Se quieren tanto como a veces parece que se odian.Tan pronto se dan abrazos y besos, como se insultan, empujan o se pelean. Las relaciones entre hermanos son todo menos un mar en calma. Temas tan insignificantes como el color de un bolígrafo pueden desencadenar peleas, tensos enfrentamientos y discusiones.

Para evitar los conflictos entre los hijos, algunos padres han llegado a comprar regalos idénticos, incluso en el color, para evitar que la elección de uno u otro sea la chispa que encienda una nueva pelea. Pero deben saber que estos conflictos son tan normales como incluso necesarias para los niños.

Las continuas provocaciones entre los hermanos, la competencia e incluso los celos forman parte del desarrollo. Las confrontaciones son inseparables de la relación entre dos hermanos que se quieren y, como normalmente los niños no son rencorosos, tan pronto se están zarandeando o molestándose mutuamente, como se abrazan y juegan juntos como si nada hubiera pasado. Con esta peculiar forma de relacionarse los hermanos van buscando su lugar, aprenden a ceder, a compartir, a respetar a los otros y a no ser siempre el centro.

En general estos comportamientos no son importantes, pero si puede serlo la actitud que toman los padres y el ejemplo que dan a la hora de apaciguar estas situaciones.

Los padres deben mantenerse al margen, salvo casos aislados en los que la violencia, verbal o física, pueda superar lo conveniente. Es mejor dejar que ellos mismos solucionen sus conflictos, a pesar que es frecuente que uno de los niños corra a "chivarse" buscando de esta forma que castiguen al otro. Es aconsejable ignorarles mientras se pelean y solo atender sus reclamaciones cuando se porten bien y se respeten.

Ante un conflicto entre hermanos es mejor evitar entrar en razonamientos de quien lo ha iniciado y por qué y enseñarles a resolver ellos mismos sus diferencias, incidiendo en que deben aprender a tener paciencia y respetarse mutuamente. De esta forma, se les está ayudando a que desarrollen estrategias para solucionar conflictos más importantes cuando crezcan.

Eso no quiere decir que se permita que el hogar se convierta en un continuo campo de batalla, ya que los padres pueden ayudar a mitigar la intensidad y duración de la peleas.

Según la edad y si se sube de intensidad o se agreden, se les puede separar en habitaciones diferentes y esperar a que estén más tranquilos para animarles a que solucionen sus diferencias hablando y perdonándose.

Las peleas varían durante la infancia y la adolescencia y los motivos e intensidad dependen de la edad de los menores. Cuando son pequeños no esconde sus enfrentamientos que se exteriorizan pegando, ya que son impulsivos, pero son peleas de corta duración. A medida que crecen, aumentan los temas de conflicto y se verbalizan estos roces con insultos.

A veces las peleas están motivadas por la reticencia de los niños a compartir cariño, juguetes, ropa. Por eso si de pequeños se les enseña la importancia de ser generosos y a manejar mejor el sentimiento de propiedad, seguro que se rebaja el clima de crispación y los motivos de pelea

Por qué se pelean

En muchos casos no hay un motivo concreto. Los hermanos pasan muchas horas juntos y eso hace que al final del día estén cansado y más propensos a "fastidiarse".

También suelen hacerlo por llamar la atención. Una pelea capta de inmediato la atención de los padres o adultos. Los niños lo saben y lo utilizan en su beneficio.

Los celos suelen ser otro motivo de disputa. Los hijos "compiten" por la atención y cariño y eso provoca enfrentamientos, sobre todo si perciben "amenazas", como ocurre con los hermanos pequeños. 

A veces, la diferencia de edad entre dos hermanos les puede llevar a no coincidir en los gustos a la hora de jugar y si son muy pequeños carecen de la empatía necesaria para comprender y respetar las necesidades del otro

Como deben actuar los padres

Es importante no tomar parte apoyando a un hijo frente al otro, ya que esto puede provocar celos y fomentar futuras tensiones.

En el momento que están enfadados es muy difícil razonar con ellos, por eso es mejor esperar a que estén calmados, tanto para explicarles que no deben comportarse así, como para escuchar sus motivos o hacer que se pidan perdón

Si la pelea ha sido por algo superficial se debe olvidar, pero si hay un motivo importante detrás es bueno pedir a cada hermano que intente ponerse en el lugar del otro, que comprenda su punto de vista, para que desarrollen la empatía y la comprensión.

No hay que olvidar que es tan responsable el que provoca como el que reacciona a esa provocación, así que no hay que castigar a uno solo. Además, en la mayoría de casos no es necesario intentar aclarar quién ha comenzado la pelea, ya que no va a ser posible. Es mejor tratar a los niños por igual destacando que lo incorrecto es pelearse, independientemente del motivo.

Los padres deben también poner límites tanto en el tono como en intensidad de la pelea, superado es límite, deben mediar y los niños han de saber que ese comportamiento excesivo tiene una consecuencia.

Hay que evitar buscar culpables y se debe siempre escuchar a ambas partes, ya que en la mayoría de las familias suele haber un niño que siempre se lleva las culpas, incluso en los casos en los que no la tiene. Hay que intentar evitar esto y ser justo en la mediación.

No hay que olvidar que los niños captan cómo los padres resuelven estos enfrentamientos y roces, a veces se culpa al mayor, lo que puede llevar a este a sentirse incomprendido y al pequeño a abusar de esta situación.

Cuando la pelea está motivada por los "privilegios" de un hermano, hay que hacerles entender la situación, ya sea por la edad o por circunstancias especiales ya que no hay que tratar a todos los niños igual, pues puede haber circunstancias que obliguen a esas diferencias.

Asimismo, ante un comportamiento excesivo en una pela es necesario que los padres pongan una corrección. Si se han insultado que se pidan perdón y si han roto un juguete o algo de un hermano que se lo compren con sus ahorros.

Los adultos pueden incitar a hacer que los niños expresen sus emociones, que cuenten como se sienten. Asimismo, deben tener cuidado en no usar el lenguaje para humillar a los niños cuando se pelean y evitar frases como "es una vergüenza, los niños buenos no se pelean" o "parece mentira con lo mayor que eres..."

También hay que favorecer que no se insulten. Las palabras pueden ser un arma tan hiriente como un golpe.

Cuando son preocupantes las peleas


En general lo preocupante suele ser que unos hermanos no se peleen. Ya que no sólo es inevitable que dos menores que conviven acaben molestándose y peleándose, sino que estos conflictos forman parte de su desarrollo y la ausencia de enfrentamientos puede ser debido a la falta de relación fraterna.

Hay casos también en los que las peleas pueden justificar la preocupación de los padres si se exceden en intensidad o frecuencia o tardan mucho en perdonarse. Los padres también pueden estar a atentos a si uno de los hermanos puede tener problemas de autocontrol o frustración, o si su reacción es desmesurada. En esos casos hay que intentar buscar el motivo de este comportamiento e incluso consultar a un profesional.

Caso aparte son las situaciones complejas que se dan entre hermanos de familias reconstruidas, donde pueden aparecer situaciones que requieran la orientación de un experto para resolverlas.

Fuente:
http://www.padresonones.es/

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