Cuando el fuego de tu leña empieza a apagarse, y la vida pareciera que te da la espalda, cuando te veas sumida en la desesperación y en medio de un túnel que pareciera no tener final, y todo, absolutamente todo sientas que te va mal, recuerda que aquí estoy yo, para avivar el fuego de tu hogar, para tomar tu mano y llevarte hasta donde la luz ilumine tu camino, para darte las alas que se te fracturen y puedas volver a volar.
Cuando el cansancio merme tu físico, y sientas que te arde la piel, cuando el dolor sea tan intenso que respirar te exija un gran esfuerzo de tu parte, y no puedas ver las estrellas por la vista nublada que se apresa de ti, solo mira a tu alrededor, aquí estoy yo, para guiar tus pasos, para consentirte y cuidarte, para purificar el aire que entre a tus pulmones, para enseñarte que los astros brillan en tu cielo, y que la luna te pertenece.
Cuando la carga se haga tan pesada que las piernas se te doblen, y el baile de las máscaras agote tus emociones, cuando creas que ya no tienes nada que ganar y lo has perdido todo, y que hasta el mismo Dios se ha olvidado de escucharte, voltea tus ojos, aquí estoy yo, para ayudarte a cargar la cruz, y te llevaré al baile donde seas quien eres y de quien me he enamorado, y no te pesen los pasos que des hacia adelante y te mostraré al mismo Dios en ti.
Cuando ya no quieras seguir, recuerda, siempre mi amor, que aquí estoy yo, que no importa la soledad que puedas sentir y que ya nada tiene sentido para ti, no olvides nunca que existe un alma en pena por la ausencia de tu amor, que está dispuesta a darlo todo por ti, sin reproches, sin dudas, que existo sólo por y para amarte y crearte sonrisas, aquí estoy yo, en el mismo tiempo, espacio y mundo que tú, y te amo, y quiero hacerte feliz.
BR
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