Jose Luis Duarte Jose Luis Duarte Author
Title: Las mañanas frías
Author: Jose Luis Duarte
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Las mañanas frías me aferran a mi cama, me impiden empezar la rutina diaria, me cuesta trabajo deshacerme del calor de las cobijas, abrir lo...
Las mañanas frías me aferran a mi cama, me impiden empezar la rutina diaria, me cuesta trabajo deshacerme del calor de las cobijas, abrir los ojos y soltar la almohada que me hace compañía durante las noches tediosas, me hace preguntarme una y otra vez ¿para qué? ¿qué caso tiene? Otra vez lo mismo, no tiene sentido, y después de varios minutos logro hacerme de algo de valor para poner un pie fuera de mi lecho y empezar el día a día.

Las mañanas frías y el camino cotidiano mientras arrastro los pies en esa larga acera que es el primer tramo a andar, pisando las hojas secas, con los labios partidos de tanto decir tu nombre, el aire colándose en mis mejillas, saludando a la misma gente que me encuentro a la misma, cada uno empezando la jornada, la cara de aburrida no se quita ni cuando el sol se asoma entre las nubes que han cubierto este helado otoño.

Las mañanas frías con las manos temblorosas que hasta me duelen los dedos al doblarlos, queriendo dibujarme una sonrisa en el rostro que me de la fuerza, tratando de convencerme a mi misma que quizá hoy será un gran día, que tal vez hoy todo será diferente, que habrá sopresas o que tal vez el milagro que tanto espero y por el que tanto rezo, hoy se me concederá, será tal vez hoy ese día especial donde tú regreses a mi vida, y me animo pensando en eso.

Las mañanas frías acrecentan mi nostalgia por nuestra relación, donde no importaba que estuviera el clima tan inclemente, nosotros hacíamos fuego con solo mirarnos, y esas tomadas de la mano que no permitían que el frío se colara entre nuestras ropas, recuerdo tu sonrisa y tu voz consentida pidiéndome un café que yo con gusto te hacía, el primero salió tan malo por mi confusión y sin embargo tú, me viste con tal ternura y soltaste una carcajada, como olvidar ese momento.

Las mañanas frías y la soledad me acompañan, esa es ahora mi cotidianidad, la desesperación por tener que co existir en este mundo sin tu presencia, la tristeza de no poderme acurrucar en el hogar que me dieron tus brazos, la aburrición del ir y venir, a la misma hora, con la misma gente, a los mismos lugares, sin que nada me sorprenda, sin tu mirada calurosa, sin querer regresar porque tú, el amor de mi vida, no estás para pintar mis días de azul..

BR

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