Cada uno de nosotros nos enfrentamos con rechazos a diario, en los distintos ámbitos en los que nos desenvolvemos. Nos sucede, por ejemplo, que:
- quien desearíamos tener a nuestro lado no nos elige como pareja (o no acepta una cita)
- hay una promoción en el trabajo y no nos tienen en cuenta
- desearíamos ser madrina/padrino de ese bebé que nació pero no resultamos afortunados y los padres escogen a otro para ese rol
- no somos el centro de ninguna reunión
- incluso nunca resultar favorecido en juegos de azar puede percibirse como un rechazo, ya que “la suerte no nos acompaña”
Por otro lado, hay gente que ante una situación semejante da vuelta la página y toma otro rumbo. ¿De dónde proviene esta reacción tan dispar ante el mismo estímulo? En muchos casos está basada en una falta de atención de cuando éramos pequeños o en que nos hayan inculcado que tenemos que ser los mejores y número uno en todo. Más allá del origen, lo verdaderamente importante es dejar de cargar con esta situación HOY MISMO.
Que nos dejen de lado o nos obvien no significa que seamos menos que nadie. Si te tomas esta circunstancia pasajera como algo personal que mina tu ser interior, tienes un problema de autoestima más profundo de lo que puedes imaginar. No necesitas la validación ajena para considerarte un ser completo, cabal, seguro, con días mejores que otros y que resulta favorecido en muchas ocasiones –no todas, ¡es imposible!
La gente tiene el derecho de aceptarte y quererte o de no hacerlo. De hecho, a ti no te agrada toda la gente que se te acerca, pones distancia, barreras, filtros, incluso excusas. ¿Por qué ellos no pueden hacer lo mismo? Respetar su libertad de querer elegirte es un buen paso hacia una vida más tranquila y plena.
El otro paso que te aconsejaría dar es que tomes la decisión de dejar de luchar contra los molinos de viento y no malgastes más energía en presionar/rogar/ suplicar (con palabras o con hechos) que una persona en particular te acepte. Como comenté en otros artículos, hace años leí una frase que me cambió la vida: “el 50% de la gente te querrá, hagas lo que hagas, y el otro 50% de la gente no te querrá, hagas lo que hagas”. Sé tú mismo, rodéate de la gente con la que tú quieras estar y te corresponda, y permite que la gente y las circunstancias que no son para ti sigan su camino – ¡hay mucho más por delante para ti!
¿Cómo reaccionas ante un rechazo?
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