Distinguen a esta vasta zona ambientes y ecosistemas diversos poseedores de una gran productividad biológica que ha permitido el desarrollo de un enorme número de especies de invertebrados, peces, reptiles, aves y mamíferos integrados ecológicamente mediante sutiles cadenas alimenticias.
Los seres vivos mantienen por ello una total interdependencia que los muestra frágiles frente a una explotación pesquera que constituye el mayor riesgo para su existencia y que, además, es ajena a las entidades y comunidades ribereñas.
Mar parcialmente cerrado, el golfo de California posee excepcionales niveles elevados de biodiversidad y productividad primaria. Su topografía, latitud meridional y sistemas de surgencia favorecen el sostén a grandes poblaciones de sardinas Monterrey y crinuda y muchas especies de anchovetas (Anchoa, Anchovia, Cetengraulis, Engraulis) que son, a su vez la principal fuente de alimento de varias especies depredadoras: calamares, peces, aves marinas, delfines y ballenas.
El golfo y sus islas también abrigan la reproducción de aves y mamíferos marinos y sus arrecifes rocosos proveen refugio a una amplia variedad de peces territoriales y cercanos al fondo marino (demersales) (Wilkinson et al., 2009).
Sus cuencas profundas de más de 3,000 metros de profundidad a la entrada del golfo, sus dorsales oceánicas, montes y cañones submarinos son también zonas de alta biodiversidad: una ictiofauna diversa, tanto de peces óseos y cartilaginosos y gran variedad de macroinvertebrados, principalmente moluscos y crustáceos.
Asimismo, la diversidad de especies de cetáceos es muy alta en la región, con al menos 30 especies registradas --residentes en forma permanente o estacional-- que representan cerca del 40% de la diversidad total mundial de cetáceos (Wilkinson et al., 2009).
Por todo ello, la ciencia considera al Mar de Cortés un laboratorio natural con una vasta biodiversidad de organismos, muchas especies endémicas, comerciales y de importancia ecológica (Lara-Lara et al., 2008). Sin embargo, es la región del Mar de Cortés y el Pacífico Sudcaliforniano donde la industria pesquera mexicana ejerce la mayor presión, al desarrollar más del 60 por ciento de la pesca que se realiza en aguas nacionales del mar territorial y la Zona Económica Exclusiva (ZEE).
Conservar la biodiversidad de la región Mar de Cortés y las aguas del Pacífico Sudcaliforniano es un deber de autoridades y sociedad, incluidos, obviamente, los directamente interesados, quienes sustentan su economía en el uso de los recursos naturales: pescadores y prestadores de servicios turísticos.
Resulta necesario entonces ordenar, regular el uso y conservar este ecosistema marino de manera integral, territorial y ecosistémica, con base en la normatividad vigente para asegurar la viabilidad a largo plazo de las actividades pesqueras y el desarrollo de un turismo sostenible.
Fuente:
SEMARNAT, blog
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