Tender la mano, ayudar en el momento preciso, a quien golpea nuestra puerta, es un acto de Amor-Humildad que nos dignifica.. Lo que no debemos es cargar sobre nuestras espaldas y hacerlos nuestros a los problemas de los demás, porque, de alguna manera empañaríamos a nuestras vidas y nuestra entorno.
Debemos comprender, que todos tenemos problemas que debemos superarlos. A veces pequeños, otras, muy grandes. Pero nunca son superiores a nuestra capacidad. Al igual que a nosotros, les ocurre esto a los demás.
Nunca los obstáculos son “casualidad”, de una u otra manera hemos estado sembrando esa semilla, sin pensar que se transformaría en un árbol y nos daría sus frutos. (a veces son karmas, de vidas anteriores, otras, que los formamos aquí) Pero, en definitiva, la palabra “karma” es la que más se ajusta.
Cargar con los problemas de los demás, llevarlos, que nos preocupe día y noche, tratar de encontrar solución descontrolada, es quitarle a los demás la posibilidad de cumplir con ese karma, que más tarde, de una u otra manera, volverá con más fuerzas porque habrá “crecido”.
Ayudar es importante, es algo que como Seres de Amor que somos, debemos hacerlo, pero nunca apropiarnos de los obstáculos de los demás, porque también ellos tienen el mismo Poder Divino Interior para superarlos, y, por algún motivo que desconocemos, es esa persona quien debe salir airosa.
Por Marina Arévalo
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