Jose Luis Duarte Jose Luis Duarte Author
Title: Semblanza histórica del clavo
Author: Jose Luis Duarte
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Los clavos han estado presentes en la vida del ser humano desde hace mucho tiempo, miles de años atrás, seguramente tan pronto como el hombr...
Los clavos han estado presentes en la vida del ser humano desde hace mucho tiempo, miles de años atrás, seguramente tan pronto como el hombre descubrió que el calentamiento del mineral de hierro podía formar metal; es entonces cuando las ideas para crear un objeto que ayudara a resolver muchas tareas de construcción, caza o utensilios, surgieron prontamente en la cabeza de aquellos individuos.


La Biblia cuenta con una amplia serie de citas que mencionan a los clavos, incluyendo la importante referencia a la crucifixión de Cristo. Por su parte, se sabe que los romanos hicieron un uso extensivo de los clavos; cualquier fortaleza romana importante, debería tener su fábrica o taller, donde los herreros formaran los artículos de metal necesarios para el ejército, entre ellos: clavos. Se ha documentado que el ejército romano dejó siete toneladas de clavos cuando evacuó la fortaleza de Inchtuthil en Perthshire. 

Es tan importante este objeto sencillo y simple en la historia de la humanidad, que se cree que el término “centavo”, se utilizó en la Inglaterra medieval para referirse al precio de un centenar de clavos, y es que eran lo suficientemente valiosos y estandarizados, para ser utilizados como un medio informal de intercambio. En aquel entonces, para la fabricación de clavos, el mineral de hierro se calentaba con carbono para formar una masa esponjosa y densa de metal, que luego tomaba forma de barras cuadradas a las que se dejaba enfriar. Después de recalentar la varilla en una forja, el herrero cortaría una longitud de clavo, y martillaría los cuatro lados del extremo suavizado, para formar un punto. Entonces el fabricante de clavos insertaba la pieza caliente en un agujero y con cuatro golpes de lanzamiento del martillo, formaría la cabeza del clavo. En tiempos de los Tudor, existe evidencia de que la forma de los clavos no había cambiado en absoluto, como se puede ver en los clavos encontrados en un barril de alquitrán, a bordo del ‘Rose Mary’, la nave insignia de Enrique VIII, construida en 1509 y recuperada desde el barro del Solent en 1982.

A partir de finales del siglo XVI, las hendiduras manuales desaparecieron con el surgimiento del molino de corte, que trozó barras de hierro en segmentos con una sección transversal uniforme, ahorrando esfuerzo manual. Eventualmente, en Estados Unidos, hacia finales del 1700 y principios de 1800, se diseñó una máquina de clavos que ayudó a automatizar el proceso. Pronto la fabricación del clavo en masa despegó, sobre todo en los Estados Unidos y el Reino Unido con sus mercados cautivos del imperio británico. Desde entonces se producen en grandes cantidades, aplicando una amplia diversidad de diseños y materiales, todo para adaptarse a diferentes propósitos.

Fuente:
Todo ferretería

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