¿Y camine hombro a hombro a tu lado, en medio de tantos vivos muertos,
Y venzamos las guerras ya perdidas?...
¿Te imaginas?, nuestros cuerpos sin cuerpo, las arrugas distorsionando
El soy, que nos decía ser... Y aun así, reconocernos como nuestros.
Sabernos eternos, justo ahí... en ese momento, cuando nuestras manos tiemblen,
Nuestros pies se arrastren, y por fin, nuestros ojos no nos vean, pero nos sean...
Justo ahí, saber a ciencia cierta, qué es eternidad... esto, esta historia que no termina aún de escribirse, estás hojas que aún nos lee, arrugadas, cansadas,
Viejas... Justo ahí, sabremos que seguimos siendo un instante,
Que las promesas en los bolsillos rotos valieron la pena,
Que los castillos de cartón, no se los llevó el viento...
Y nosotros, tan perfectos, nos amamos imperfectos....
¿Y, si me quedo contigo, hasta que la muerte llamé mi vida,
Hasta que la muerte, sea mi vida?...
Y, a duras penas, reconoceré tu nombre, pero siempre...
Siempre... sabré que eres tú, mi todo, mi nada, mi vida, mi agonía y mi muerte...
Aunque ya no seas, aunque ya no sea.
Beatriz Fonnegra.
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