Ya no sé como encontrar el resquicio en el cielo nublado amenazante de lluvia, donde el sol brilla únicamente para mi, rodeado de rayos multicolores que van marcándome el camino a seguir, donde habría de hallar la paz que solo tu regazo ha podido darme, donde estaba la seguridad que me brindaba tu voz, y la esperanza de un futuro a tu lado luchando a tu costado por hacernos felices pese a que el mundo entero se opusiera.
Ya no sé donde encontrarme, me miro diariamente en el espejo y solo encuentro un dejo lo que fuí a tu lado, y la pregunta diaria de porqué el destino me abrió estas heridas al perderte, encontrándome una nueva arruga, y los hilos de plata que poco a poco van cubriendo mi cabellera oscura, sombra en la mirada que hasta ayer, de tu mano, parecía prendida por la mano de Dios, y un cansancio que se hace presente en mis piernas, y hasta en mi forma de hablar.
Ya no sé sonreír porque tú no estás, y los motivos para que ese gesto que siempre me ha abierto puertas desaparecieron cuando cerraste la puerta dejándome sola y asustada en un mundo donde se gobierna con el dolor de los demás, donde las máscaras en el carnaval de la humanidad esconden no sólo los verdaderos rostros, sino los sentimientos, los que desnudé en tus manos y te di total autoridad para manipulas y destruyeras y terminaste haciéndolo.
Ya no sé que puedo hacer para que comprendas lo que mi corazón trata de gritarte pero que en palabras y hechos, hasta hoy, no he podido aclararte, porque no hay en ningún lenguaje, palabra alguna que realmente demuestre esto que va creciendo en mi alma por ti, porque no tengo la capacidad de inventar algo para que comprendas lo fuerte, lo profundo y lo grande que es mi amor por ti, por eso, me quedo aquí, sentada en mi rincón, sin saber porque te extraño tanto...
BR
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