Los poros muertos, se engendraron en tus manos...
Y te fui... sin la piel que me decía, ni mi nombre que me llamaba...
Me vestí de ti, te sentí tan mío que me llamé tuya...
Y habitaste mi inhabitable... llenando mis vacíos de tu nada...
Me hice piel de tu piel, tatuando tus caricias en mi alma...
Me agonizó, me revivo... me engendro... y vuelvo a ser
Carne de mi soy, solo para vivirte una vez más...
Que me sientas tuya... que te digas mío.
Beatriz Fonnegra.
@Derechos Reservados
Publicar un comentario