aunque llueva en primavera,
me devuelve a la melancolía
de esas noches de invierno
allá en el sur de mi tierra
cuando las gotas golpean
en su monótona agonía,
ventanas y tejas de madera.
Por qué será que el silencio,
la nostalgia y las ausencias
duelen más cuando llueve
que cuando el cielo oscurece,
por qué mi alma se entristece
cada vez que la lluvia me moja
si más se mojan los árboles
y todas sus ramas florecen.
María Elena Astorquiza V.
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