o en la estación del tren que retrasó su paso,
o en la bruma de la madrugada plena de promesas,
o en el trozo de pastel que oyó tu amor,
o en la conejillo blanco que salta a compás de nuestra risa,
o en la tarde de la espera que hizo eterna,
o en tus ojos quietos cuando la luna se llevaba tu alma,
o en el perdón de las palabras duras,
o en la eternidad prometida por Dios,
no sé si volveré a encontrarte.
Mariela Lugo
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