que como afiladas cuchillas
cercenan el sabor de tu vida,
invaden tu alma de
lágrimas ardientes,
destronan al rey de
aquel aposento que guardabas
en la manga de tu vida
Ocaso antes de tiempo
en el iris de tus ojos,
dolor aprisionado
entre las arrugas de tu piel,
mariposas ahogadas
en el río de tus días
flotando entre alas sin dueño
Sólo
un sol negro,
una luna sin brillo
Sólo
una palabra maldita,
una mentira sin piedad
Sólo
....
sólo la triste realidad,
una funesta soledad.
María Glez. Méndez.
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