perdida entres sus letras y sus cafés,
siempre con la sonrisa a cuestas.
No permite que nadie vea
su corazón dolorido,
sus ojos secos,
sus ilusiones perdidas.
No permite que nadie sienta
la amargura de su alma,
la soledad de sus manos,
la tristeza de sus pasos.
No permite que nadie traspase
la puerta de sus labios,
el umbral de sus sueños,
la coraza de su vida.
Y así va,
... siempre con la sonrisa a cuestas ...
Maria Glez Méndez
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