el alma por dentro
cuando tus pasos
por seguir al viento,
se alejan al alba
de mi lecho tibio
y mi pecho desnudo.
Quizás si así de vacíos
también se sintieran
un día sin su mañana,
un gorrioncillo mudo o
una vieja iglesia
sin campanario
ni campanas.
Y sin embargo cómo
se llena de alegría mi alma
si al llegar la noche oscura
me iluminan tus pupilas
y tu ronca voz me llama.
Entonces sí brilla la luna
y las estrellas titilan.
María Elena Astorquiza V.
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