Salgo a la calle, el sol tímido besa mi piel, me quiere regalar un dejo de esperanza, me quiere demostrar que aún hay luz al final del túnel, que ya no puedo caer más bajo y que de ahora en adelante todo será para bien y para mejorar la situación, a veces siento mi corazón tan cansado que quiero dejarte de amar, dejar ir esa felicidad tan grande que sentí a tu lado y estar con alguien más que al menos, llene mi soledad.
Salgo al mundo y me doy cuenta que entre tanta gente puede haber alguien que realmente sepa apreciar tanto que tengo para dar, alguien, no me juzgue tan duramente como tú lo hiciste, alguien que si sepa perdonar mis errores, porque jamás he sido perfecta, alguien que se sienta orgulloso de tomarme de la mano y llevarme como escudo frente a los demás, que sepa que al amanecer encontrará mi consuelo y agradezca eso.
Salgo del letargo en el que me he mantenido por tu ausencia, no lo niego, mis huesos pesan más, las ojeras debajo de mis ojos demuestran el tanto tiempo llorando y en insomnio intentando en vano olvidarte, las canas se asoman más en mi cabello, y mi mirada se ha empequeñecido y perdido el brillo aquel que nació cuando te vi por primera vez, mi sonrisa está opaca, y mis pasos son lentos y demuestran cansancio.
Salgo a la vida, me da miedo, pues voy el corazón hecho añicos, con los pensamientos enredados con mis sentimientos, con un nudo en al garganta, pero con la necesidad de salir adelante, tengo que aprender a comprender que tú que jamás me amaste, aunque he insistido en mentirme que lo hiciste, duele y sangra la herida al intentar comprender que me usaste, que me mentiste, pero sabes qué? Yo volveré a amar como te amo y alguien sabrá amarme como tú jamás fuiste capaz.
BR
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