En la Ciudad de México circulan aproximadamente cinco millones de automóviles particulares al día. En el territorio nacional, la cifra asciende a más de 29 millones. Esto quiere decir que en la capital de la República transita más del 16 por ciento del total nacional.
Estos datos, sin incluir el transporte público, cuyas unidades no llegan a un millón en todo el país.
Aparte del caos que en horas pico hemos padecido quienes vivimos en la gran urbe, los habitantes sufrimos cotidianamente la emisión de gases por parte de los automóviles, principalmente hidrocarburos, óxido de nitrógeno, monóxido de carbono, bióxido de carbono, bióxido de azufre y partículas. Las reacciones químicas de las emisiones con la luz solar, causantes de contaminación del aire, se agrava en temporadas de altas temperaturas, dando como resultado daños a la salud que van de irritación en ojos, nariz, garganta, asma, bronquitis, hasta enfermedades cardiacas.
En la Ciudad de México circulan aproximadamente cinco millones de automóviles particulares al día. En el territorio nacional, la cifra asciende a más de 29 millones. Esto quiere decir que en la capital de la República transita más del 16 por ciento del total nacional.
Estos datos, sin incluir el transporte público, cuyas unidades no llegan a un millón en todo el país.
Aparte del caos que en horas pico hemos padecido quienes vivimos en la gran urbe, los habitantes sufrimos cotidianamente la emisión de gases por parte de los automóviles, principalmente hidrocarburos, óxido de nitrógeno, monóxido de carbono, bióxido de carbono, bióxido de azufre y partículas. Las reacciones químicas de las emisiones con la luz solar, causantes de contaminación del aire, se agrava en temporadas de altas temperaturas, dando como resultado daños a la salud que van de irritación en ojos, nariz, garganta, asma, bronquitis, hasta enfermedades cardiacas.
Pero lo más recomendable y lo que está a nuestro alcance para reducir este problema, es el uso de vehículos que no contaminen o que contaminen menos. Contar con transporte público eléctrico y con un plan a largo plazo para que éste no dependa del carbón, del uso de la bicicleta para trayectos cortos y otras alternativas que nos ayuden a mitigar la contaminación y los efectos del cambio climático. Otra opción es caminar. Además de contribuir a una mejoría en la calidad del aire que respiramos, atraerá a nuestras vidas y a nuestra salud grandes beneficios. Qué dices, ¿comenzamos?
Por Abril Dávila
Texto original publicado en Greenpeace México
Mala calidad del aire en México © Aarón Borrás |
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