Somos de quien nos encuentra estancados y nos ofrece su mano para salir a la vida, a mirar el cielo a celebrar la tierra. De quien nos cuida por las noches cuando nos ataca alguna pena y nos escucha paciente cuando buscamos consuelo en algún desvelo.
Somos de quien nos dice las cosas a la cara, sin lastimar, más bien construyendo. Con quien no podemos enojarnos porque bien sabemos las cosas que mal hacemos.
Somos de quien está aún sabiendo que la distancia nos separa, de quien sostiene los afectos a través del tiempo. De quien se ríe a carcajadas sosteniéndose la panza de las pavadas que decimos y las cosas graciosas que hacemos.
Somos de quien es capaz de llorar en nuestro hombro porque confía en que está frente al mejor consuelo. De quien puede depositar su pena en nosotros porque sabe que nuestro amor no tiene barreras.
Somos de quien nos ama hasta dejar nuestro corazón bien lleno, sin cambiar nuestra esencia que es justamente la que ellos quieren de manera verdadera.
Somos de un amigo, un hermano, un padre, un gran amor que partió dejando luz desparramada por nuestras almas y de un Dios que nos cuida, pero también somos bien nuestros.
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Mechi Mastandrea
Buenos Aires,
Argentina
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