No importa el nivel de desesperanza que hayas alcanzado, lo que hayas hecho o quién haya sido perjudicado por tus actos: cuando lo decidas, puedes dar vuelta la hoja y accionar para aquello que representará un nuevo comienzo.
Muchas veces, lo que se nos presenta no es color de rosa y tomamos las decisiones que podemos dadas las circunstancias o las herramientas internas de las que disponemos. Nuestra visión y nuestro buen juicio pueden estar nublados a causa de nuestra historia y de los hechos que se presentan.
A la hora de emitir nuestro propio juicio sobre nuestros actos, solemos ser bastante severos y no perdonarnos por completo, ya que no entendemos en profundidad el porqué de nuestras motivaciones. Además, entra en juego nuestra percepción, que puede llegar a darnos la indicación de que algo –que a los ojos de los demás no sería tan malo– para nosotros implica una mayor gravedad.
Un nuevo yo puede surgir de entre las cenizas.
El punto de inflexión es una decisión absolutamente tuya. El desencadenante tal vez sea un hecho en particular, una consecuencia o, simplemente, tu hartazgo con lo que venía sucediendo y tu deseo genuino de ser una mejor persona. Hay nuevas oportunidades esperándote y gente que siempre te va a apoyar, pase lo que pase.
¿Qué estás esperando?
Fuente:
Mejora Emocional
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