de mirarme a los ojos
porque mis pupilas
al contemplarte hablan
y te dicen tantas cosas
sin poemas ni palabras.
Pueden decirte que te extraño,
pueden decirte que me faltas,
que la aurora no se asoma
ni la noche larga acaba
si no tengo tus besos
empapándome el alma.
O pueden decirte quizás
como me gustaría tenerte
prisionero sin cadenas
atrapado entre mis piernas
y a veces, con la mirada empañada,
pedirte que de mí, nunca te vayas.
María Elena Astorquiza V.
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