compañero al que puse un rostro amable,
el de las noches invisibles a la orilla del mar.
¿Recuerdas?
Si, le hablo a mi fantasía que atrae una sonrisa, una templanza,
un saberme real. ! Oh mujer enajenada !
Es otra historia; algún día me quedaré para siempre en ella,
dibujando en la arena un nombre, el tuyo.
He sentido que te apoyabas suavemente en mi regazo,
y allí dejabas que acariciase tu cabello.
Fuiste encuentro fugaz, resplandor entre lágrimas,
alguien que amé quizá en otra vida.
Eso dicen algunos
y yo lo creo
ahora que te vuelvo a sentir.
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
Texto publicado con autorización de su autora
Prohibida su reproducción parcial o total sin la autorización de Olga Maria Sain
¿Recuerdas?
Si, le hablo a mi fantasía que atrae una sonrisa, una templanza,
un saberme real. ! Oh mujer enajenada !
Es otra historia; algún día me quedaré para siempre en ella,
dibujando en la arena un nombre, el tuyo.
He sentido que te apoyabas suavemente en mi regazo,
y allí dejabas que acariciase tu cabello.
Fuiste encuentro fugaz, resplandor entre lágrimas,
alguien que amé quizá en otra vida.
Eso dicen algunos
y yo lo creo
ahora que te vuelvo a sentir.
Olga Maria Sain
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