A ella que a veces se parte al medio y llora en silencio mientras a mí se me escapan las lágrimas e intento correrlas con mis dedos.
A ella le gusta la vida, escuchar, servir, enseñar, reír, mientras yo me siento como un trapo y ella empuja mi cuerpo cada mañana para que salte de la cama y el día salga como salga.
Ella es la voz que habla cuando yo estoy por saltar al vacío y el impulso me tienta para que grite, me enoje o renuncie. Es la que susurra consejos y apaga temores y la que alienta y encausa cuando me pierdo en algún camino.
Ella es la voz de “alto” cuando no entiendo, me estanco y me empecino, un bálsamo de paz que vive dentro mío y la voz de “vamos se puede, suelto y confío”.
A ella que es con quién vivo, quién más me conoce y con quién viviré la muerte aunque ella suba al cielo, a ella, a veces la odio, pero más que odiarla la quiero.
Yo y Yo, mi alma.
Mechi Mastandrea
El Blog de Mechi
mayo 2017
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