que hay luz de sol todavía,
no esperes a que la noche
oscurezca con su manto
a mis pupilas encendidas.
Amor mío, ámame ahora
que quiero amarte tanto,
que quiero darte mi vida,
a qué esperar que el alba
con su cuelga de luceros
y de estrellas que titilan,
venga a alumbrar el lecho
si basta con que tus ojos
me miren como lo hacías
en esos viejos días de estío.
No necesito más para amarte
que sentir que tus suspiros
han hecho nido en mi pecho
y que me jures que tus besos
desde siempre han sido míos.
María Elena Astorquiza V.
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