y de la torre de la iglesia
en frente de nuestra pieza,
volaron palomas blancas
batiendo alegres sus alas,
saludando a la mañana,
ahuyentando las tristezas.
Te busqué ciega en la cama
y me amarré a tu cintura
entibiándote la espalda
con el calor de mi pecho.
No sé si pasaron horas
o tan solo unos momentos
volvieron a volar palomas
con las campanas tañendo
pero yo desperté muriendo
por desayunar tus besos.
María Elena Astorquiza V.
en frente de nuestra pieza,
volaron palomas blancas
batiendo alegres sus alas,
saludando a la mañana,
ahuyentando las tristezas.
Te busqué ciega en la cama
y me amarré a tu cintura
entibiándote la espalda
con el calor de mi pecho.
No sé si pasaron horas
o tan solo unos momentos
volvieron a volar palomas
con las campanas tañendo
pero yo desperté muriendo
por desayunar tus besos.
María Elena Astorquiza V.
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