porque es medianoche,
me quedé contemplando
tu rostro querido
de niño y de hombre
y las horas pasaron
sin verlas correr.
Quizás si en mis sueños
te vengas conmigo,
pronuncies mi nombre
y en un cálido abrazo
seas tú quien contemple
mi rostro dormido
desnuda en tus brazos.
María Elena Astorquiza V.
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