Es sorprendente observar cómo funciona el mecanismo de retribución de la vida, sobre todo cuando damos con ganas, sin esperar y sin poner condiciones.
Si pudiéramos verlo, seguramente tendríamos la certeza de que hace falta para entregar lo mejor de cada uno de nosotros a los demás.
Hay momentos en los que pensamos que no tenemos recursos económicos suficientes como para compartir con otros. Pero en realidad, el dar va más allá, implica abrir las arcas de nuestra vida para compartir amistad, alegría, entusiasmo, buenos sentimientos, pensamientos optimistas, frases de reconocimiento, gestos, actos bondadosos y detalles sencillos pero importantes, porque ayudan a otras personas a mejorar su calidad de vida o a superar un momento de dificultad y limitación. Los vínculos de familia y amistad se fortalecen a través de los pequeños o grandes actos de generosidad, a través de los cuales brindamos a otros lo mejor de nosotros, motivados por el deseo de hacerlos sentir queridos y apreciados.
Decidamos ampliar nuestra cadena de favores para incluir dentro de ella a personas desconocidas y a las que puedan necesitar de nosotros en un momento dado. Hacerlo sin esperar nada a cambio puede darnos la oportunidad maravillosa de experimentar una sensación calidad y placentera que nos haga sentir plenos y reconfortados internamente.
Claves para iniciar una cadena de favores
Da lo que esperas recibir de otros. Pensar en lo que te gustaría recibir de otras personas puede ser una fuente de inspiración para compartir con otros.
Aun cuando ellas no te reconozcan o no te retribuyan por hacerlo, ten presente que el universo siempre se encargará de que recibas multiplicado lo que entregas desinteresadamente.
Atrévete a compartir. Hazlo, especialmente si creciste con el temor a que te rechacen o a perder lo que tienes. Cuando compartimos espontáneamente somos más libres y podemos disfrutar del placer, la alegría y la gratitud que experimentan los demás.
Colócate en el lugar del otro. De vez en cuando hay que observar a las personas a nuestro alrededor para descubrir muchas maneras de suavizar sus vidas a través de un gesto, una palabra o un detalle, impulsado por la generosidad. Lo ideal es ponernos en su lugar para darles aquello que nos piden o que realmente necesitan.
Maytte Sepúlveda
Publicar un comentario