La recolección del agua de lluvia puede ser de gran utilidad en zonas lluviosas, y también en aquellas otras en las que las precipitaciones se concentran en una temporada concreta, para así poderla aprovechar en función de las necesidades y de las cantidades recogidas.
Los sistemas de recuperación de agua de lluvia, en efecto, satisfacen distintas necesidades (riego, llenado de piscinas o estanques, agua potable, etc.), si bien su elección dependerá también del partido que pueda obtenerse en función de los patrones pluviales que tengamos en cada zona.
La recuperación del agua de lluvia mediante la instalación de un barril que recoge el agua que cae del techo por los canalones, con lo que se almacena de forma automática, sin tener que estar pendiente de nada, excepto de desconectarlo en los meses de invierno para que no se forme hielo o de abrir las válvulas si la tormenta es importante, con el fin de que no rebose.
Una vez instalado, tan sólo hay que esperar a que llueva al menos una primera vez y empezar a utilizar a través de un pequeño grifo. Incluso puedes fabricarlo tú mismo, por ejemplo siguiendo las sencillas instrucciones del vídeo (está en inglés, pero es fácil seguirlo sin necesidad del audio) que encontrarás al final de este post.
Sea como fuere, con barriles comprados o hechos con nuestras manitas, podemos usarlos individualmente o instalan varios para aumentar su capacidad, e incluso sería factible apilar varios en horizontal y conectarlos mediante un sistema de distribución que confluya en un sólo grifo.
Si buscamos algo todavía más sencillo, coloquemos bidones sin tapa, a modo del tradicional cubo, si bien nos veremos limitados a la hora de extraer el agua (sin grifo en el que poder conectar una manguera, pongamor por caso) y también al intentar llenarlos, pues la lluvia no siempre es tan fuerte como para que el sistema resulte productivo.
Además, habremos de colocar una tela mosquitera para cubrirlos si no queremos que el agua se llene de insectos. Por lo demás, será divertido decorar los barriles con motivos verdes (dibujar flores, una ranita, gotas de lluvia) o como nos dicte la imaginación para lograr una mejor integración en el jardín.
Cisternas externas o subterráneas
Otra opción, esta vez complicada pero también mucho más ambiciosa, requiere de unas instalaciones subterráneas. Básicamente, se trata de enterrar una cisterna que se alimenta con el agua de lluvia que se recoge a través de los canalones o de otros sistemas de recuperación, para finalmente crear un depósito de agua que podemos utilizar para distintos usos.
Por lo general, las cisternas subterráneas abastecen de agua a las viviendas o a instalaciones industriales, como granjas o fábricas, haciendo llegar el agua mediante bombas que permiten que ésta llegue a cualquier punto, incluyendo un primer o segundo piso o cualquier otra, siempre que el sistema de bombeo lo permita.
Son bolsas diseñadas especialmente para este uso, que van llenándose de agua, de un material muy resistente, y que permite usos tan diversos como la jardinería, el riego de un huerto o beberla. Siempre que el agua reúna las condiciones higiénicosanitarias necesarias para una u otra utilización, el uso lo decidimos nosotros. En el caso de querer ingerirla, sería conveniente realizar análisis previos y, si fuera necesario, llevar a cabo una purificación mediante sistemas ozonizadores o cualquier otro que garantice una mínima salubridad del agua.
Ingenio práctico
Además de estas opciones populares y hoy en día nada sorprendentes, han surgido ideas curiosas que también pueden inspirarnos a la hora de aprovechar el agua de lluvia. A nivel particular, nada impide que desviemos el canalón hasta hacerlo llegar hasta la piscina. En la imagen superior podemos ver cómo se ha realizado esta idea con toda facilidad. La idea es brillante, si bien podría desbordarse fácilmente en días de tormentas importantes.
Y, si de ingenio hablamos, no podíamos finalizar este post sin hacer un guiño a un proyecto imaginativo difícil de igualar a la hora de proponer algo diferente pero no por ello menos práctico. Se llama RainDrops, y consiste en un genial sistema de botellas que recogen el agua de lluvia de forma individual gracias a su comunicación con el canalón, permitiendo su uso in situ o extrayéndolas para usarlas de forma independiente.
Divertido, útil e ingenioso al máximo. Un gesto ambiental que demuestra hasta qué punto es posible dar con nuevas soluciones que nos hagan la vida más fácil al tiempo que nos ayuden a cuidar el bolsillo y el planeta. Además, AirDrop tiene grandes posibilidades para ayudar a comunidades rurales con problemas de acceso al agua de países en desarrollo. Un invento redondo.
Ana Isan
Fuente: Ecología Verde
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