Hacer un alto en el medio de la rutina acelerada, nos reconecta con la presencia de Dios, con el amor, la paz, la alegría y la posibilidad de que seamos un instrumento para esparcir paz, confianza y esperanza en nuestro mundo.
Piensa en lo sucedido, como en una oportunidad de aprender, madurar y poner en practica tu conocimiento esencial. No importa qué tan difícil te parezca aceptar o perdonar. Ten presente que puedes hacerlo y que todo pasa. Que siempre puedes volver a comenzar, con más fuerza, entusiasmo, valor y determinación. Que lo vivido te deje la experiencia y la madurez que te permitan hacer mejores elecciones la próxima vez, corregir los errores y asumir el control y la responsabilidad de tu vida.
Decide renovar tu estilo de vida. Es el momento perfecto para sacar de tu vida todo aquello que te haya hecho daño; tiempo de pasar la página para dejar el pasado negativo atrás; tiempo de recuperar tu bienestar y tu paz interior, de sanar y fortalecer el vínculo que mantienes con amigos y familiares, inclusive el que tienes con esa persona en particular, para comenzar una etapa nueva y diferente.
Practica el perdón. Aun cuando tu decisión sea dar por terminada la relación que mantenías con esa persona que te hizo daño con sus comentarios, comportamiento o actitud, necesitas perdonarle para vaciar tu contenedor interno de toda esa carga emocional y mental negativa que has acumulado durante todo este tiempo. Hacerlo, hará que logres reconciliarte contigo mismo, con la vida y con el ser humano. No te cierres a la posibilidad de continuar relacionándote con otras personas con la misma confianza, entrega y entusiasmo con el que lo has hecho siempre. Que las experiencias difíciles no te marquen y que no te impidan darte nuevas experiencias. Perdona para continuar adelante ligero de equipaje.
Maytte Sepulveda
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