Lamentablemente, a lo largo de una relación de pareja, podemos encontrar situaciones de control y manipulación de las que resultan conflictos, fallas en la comunicación y pérdida de confianza, lo que trae como consecuencia que el cariño y amor se lastiman profundamente. Por ello resulta indispensable aprender estrategias de comunicación y negociación que ayuden, tanto a recuperar la relación de pareja, como a consolidarla.
Como el acoso o ‘bullying’ que se ejerce contra un compañero de colegio, o como el matoneo del hermano mayor contra el menor, también se habla hoy de ‘bullying’ de pareja, término que engloba todas las manifestaciones reiterativas (físicas, verbales o emocionales) tendientes a reducir al otro, a menoscabar su autoestima. Si usted se reconoce en una de estas actitudes, ¡corrija!.
Los terapeutas se encuentran con personas que no advierten la violencia,conviven con ella en una especie de consentimiento tácito, por razones culturales o de baja autoestima. Se resignan a que su pareja, cada vez que discuten, les grite, las trate de ‘locas’, ‘estúpidas’, ‘mantenidas’ y otras de mayor calibre.
Las formas soterradas de agresividad en la pareja son las más peligrosas, como estar permanentemente indicando aspectos negativos del otro: “Incapaz hasta para recoger una toalla”, “te salvé de solterona”, “me casé con un perdedor desempleado”.
La violencia encubierta es una forma peligrosa de degradación, basada en comentarios humillantes, que ejercen tanto los hombres como las mujeres. Está creciendo el número de mujeres que utilizan la disfunción eréctil de su pareja como arma para agredir, menoscabar y humillar a su marido.
Este es uno de los temas más delicados para las parejas. A través de la familia se ofende de forma más profunda y dañina al otro. Humillar u ofender a abuelos, padres, hermanos o hijos de relaciones anteriores, tildarlos de “vividores”, “hipócritas”, “tacaños” y otros, es puro y real ‘bullying’. Quien respeta a su pareja, respeta también a sus familiares.
A veces el ‘bullying’ es sutil, difícil de identificar como agresión. Es el caso de las personas celotípicas que someten a su pareja a una ‘fiscalización’ o invasión permanente de sus pertenencias, llamadas, conversaciones y demás. Una pareja sana se sustenta en la confianza que les permite a ambos ser libres y tener espacios sanos de realización.
Una de las formas más comunes de ‘bullying’ de pareja son las burlas relacionadas con el aspecto físico, el peso, las arrugas, la estatura, la edad, etc. Se incluyen aquí las comparaciones degradantes con parejas anteriores, o el uso de términos peyorativos cubiertos de broma.
También los comentarios lanzados en público , que tienen como fin hacerle creer al otro que no es digno de amor o de deseo. Consiste, también, en forzar al otro a practicarse cirugías plásticas o tratamientos no deseados para hacerle encajar en patrones estéticos arbitrarios.
La pareja, generalmente la mujer, es manipulada u obligada a realizar prácticas sexuales con las que no se siente bien, por considerarlas desagradables o degradantes según su cultura: ciertas posiciones, intercambios de pareja, tríos, relaciones con dolor o sin mutuo consentimiento, etc.
Con frases como “usted tiene que ir madurando, ampliando su visión” o juicios como “mal amante”, “mojigata” y demás, se destruye la dignidad de la pareja-
De la burla hiriente a los gritos, de los gritos al manoteo, del manoteo a los empujones, de los empujones al daño físico. Esa es la escalada de la violencia intrafamiliar, y quien tolera lo primero o lo segundo se expone a que la ola crezca. Las variantes de la violencia son infinitas, como el esposo que obliga a su esposa a perder un hijo por no ser planeado.
Muchos conflictos de pareja se originan por subordinación económica o por diferencias muy marcadas en nivel educativo o estatus social. Un caso típico es el de las parejas que prohiben que su cónyuge visite o ayude económicamente a sus padres. Con frases como “usted ya es harina de otro costal” o actitudes abiertamente hostiles, las personas que practican el ‘bullying’ o matoneo reducen el círculo social y familiar de su pareja.
Asimismo, cierran su mundo al prohibirles directa o indirectamente tener amigos o estudiar “porque las mujeres casadas consiguen amantes en la universidad”, o crear su propia empresa “porque es mejor que te quedes cuidando a los niños”.
Detrás de todo cónyuge carente de metas, sueños y motivaciones propias suele haber una pareja castrante, posesiva e insegura. Un caso común, dicen los especialistas, es el de los machotes que no soportan que sus esposas brillen laboralmente: “¿Y a usted qué le está haciendo falta, si yo le doy todo?”.
El trabajo, las amistades, la familia, los intereses, los hobbies son salud emocional, hacen parte de la manera como se relacionan los conyuges y pueden manejar la manera como se tratan entre ellos.
Al aprender a manejar el respeto, la tolerancia y la solidaridad entre la paraje podemos llegar a mantener relaciones duraderas libres de bullying que serán motivo de respeto de parte de nuestros hijos.
Fuente:
Padres Expertos
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